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En medio del vaivén del mar, la respiración se convierte en un ancla. Esta práctica guiada te invita a reconectar con tu cuerpo, soltar el ruido mental y abrir espacio a lo que realmente importa.

No necesitas experiencia previa. Simplemente escuchas, respiras, y permites que el aire entre y salga con intención. Cada inhalación es una llegada, cada exhalación… una liberación.

Ideal para: personas que buscan calmar la mente, reducir el estrés o empezar la travesía en un estado más consciente y presente.

Esta propuesta no tiene reglas ni correcciones. No se trata de estilo ni ortografía. Es una invitación a escribir desde el cuerpo, desde la emoción, desde lo que aún no tiene forma.

A través de pequeñas consignas poéticas o introspectivas, abrimos un espacio íntimo de conexión contigo mismo. El mar, el viento y el silencio te acompañan como página en blanco.

Puedes escribir cartas, pensamientos, confesiones, o simplemente dejar que la tinta diga lo que tú aún no puedes. Al final, lo importante no es el texto, sino lo que despierta en ti.

A veces, no necesitamos respuestas. Solo un espacio donde poder escucharnos. Esta propuesta ofrece un acompañamiento amoroso, sin imposiciones ni caminos predefinidos.

A bordo, creamos juntas un ambiente de confianza, donde puedes hablar, compartir, llorar, reír o simplemente estar en silencio. Yo estoy para ti — sin juicio, sin expectativa.

No es terapia, pero puede ser terapéutico. No hay un método, solo presencia. A veces, basta con que alguien escuche para que todo empiece a transformarse.

Te acompañamos en una meditación suave, accesible y profunda, adaptada al momento y a lo que necesites.

No se trata de vaciar la mente, sino de estar presente: en la respiración, en el cuerpo, en el susurro del viento y el baile del agua.

La meditación se convierte en un ritual colectivo de silencio y conexión. Guiada por la voz, por el mar, por la energía del instante.

Ideal tanto si ya meditas como si nunca lo has hecho. Aquí no hay objetivos. Solo presencia.

El Reiki es una técnica de canalización energética que no necesita contacto físico. Es una invitación a dejarse cuidar, a recibir sin hacer nada.

En la cubierta del velero, con el murmullo del agua y la brisa como compañía, el Reiki se convierte en un ritual sutil de armonización profunda.

No importa si nunca lo has probado: basta con abrirse. Puedes simplemente recostarte y dejar que todo pase, sin esfuerzo, sin expectativas.

Es un regalo silencioso que el mar potencia: para liberar tensiones, desbloquear emociones o, simplemente, descansar.

Esta práctica no busca la perfección del asana, sino la presencia en cada gesto, en cada respiración.

A bordo, el yoga se transforma: el equilibrio se adapta al movimiento del mar, la inhalación se acompasa con la brisa, y el cielo abierto es nuestro techo sagrado.

Diseñado para todos los niveles, este yoga suave no exige: invita. A despertar el cuerpo, a habitarlo con cariño, a reconectar con la quietud que llevas dentro.

En medio del vaivén del mar, las palabras cobran vida. Poemas que tocan, que abrazan, que despiertan algo dentro.

A veces son versos conocidos, otras nacen ahí mismo, inspirados por el momento. No se trata de recitar, sino de invitar a sentir.

Esta propuesta es perfecta para quienes aman el arte de la palabra o simplemente desean abrir el corazón a lo inesperado.

El silencio no es ausencia, es presencia pura. Es mirar el mar juntos sin necesidad de decir nada. Es dejar que las olas hablen por nosotros.

En este espacio no se espera nada, no se busca nada. Sólo se habita el momento con respeto y apertura. Un regalo para los sentidos y el alma.

A veces, lo que sentimos no cabe en las palabras. Un lápiz, una hoja… y el movimiento libre de tu mano. No importa el resultado, sólo el gesto.

Puedes dibujar lo que ves, lo que imaginas o lo que nace sin razón. Una forma de conectar con tu mundo interior y dejar que se exprese sin juicio.

Un recuerdo para llevarte, un mapa visual de lo vivido, o simplemente una huella de ti en el mar.

En medio del mar, todo sabe distinto. Te ofrecemos un momento para saborear sin prisa: un cocktail de fruta, una tisana de hierbas locales o fruta de temporada.

La idea no es llenar, sino sentir. Explorar los matices, la temperatura, la textura. Brindar contigo, con el mar, con el instante.

Esta degustación puede hacerse en silencio, como un pequeño ritual, o compartida, si así lo sientes. Siempre con respeto y atención plena.

Comenzar con una intención clara o cerrar con una palabra que lo abrace todo. Estos rituales son espacios breves, sensibles, donde honramos lo que va a suceder… o lo que ya pasó.

Puede ser con velas, con piedras, con una frase escrita en una hoja. Lo importante no es el objeto, sino el gesto. Tu gesto. Tu momento.

Disponible al inicio o al final de tu experiencia, este ritual puede adaptarse a lo que necesites expresar, sellar o soltar.

Apagamos la música. Silenciamos las palabras. Dejamos que el mar hable… y escuchamos.

El vaivén del agua, el crujir del velero, el susurro del viento entre las velas. A veces, si tenemos suerte, aparecen seres del azul profundo: una medusa luminiscente, un grupo de peces plateados, alguna ave curiosa… incluso delfines o tortugas, si el mar lo permite.

No prometemos apariciones, solo un espacio donde la naturaleza puede (o no) revelarse. Lo que sí garantizamos es una escucha distinta. Presente. Con todo el cuerpo.